lunes, 17 de julio de 2017

GUÍA PROFÉTICA



Profecía de Maimónides: Con la décima 'vaca roja' el Mesías será revelado






Según las profecías antiguas de sabios rabinos la décima vaca roja será preparada por el Mesías de Israel. Es debido a ello, que los avances en cría de becerro rojo perfecto [kosher] en la misma tierra de Israel mantiene entusiasmo a los rabinos del mundo, dándoles esperanza de que muy pronto verán con sus ojos la llegada del Mesías a Jerusalén, y por ende, la pronta construcción del Tercer Templo de Jerusalén.

Un registro histórico en su comentario a la Mishná, el gran Maimónides termina con la enigmática declaración: "... y la décima vaquilla roja será cumplida por el rey, el Mesías, para que sea revelado rápidamente, amén, será la voluntad de Dios".

Para el Instituto del Templo, la entidad responsable de Israel en preparar todos los preparativos para la construcción del Tercer Templo Judío de Jerusalén, sus palabras indican una asombrosa declaración, Maimónides estaba relatando una tradición aún más antigua:

"La décima vaquilla roja está asociada con la era mesiánica".

¿Significa esto que la aparición de una novilla roja en estos últimos tiempos marcan el fin de una era, es una indicación, un precursor de la aparición del Mesías mismo, qué oficiará en su preparación?

"Quiere decir que si no ha habido una novilla roja durante los últimos 2,000 años, tal vez sea porque el tiempo no estaba bien; que Israel estaba lejos de estar listo. Pero ahora... ¿Podría significar para los tiempos en que vivimos, tienen los medios para la purificación tan cerca a mano? Con las palabras de Maimónides en mente, no podemos dejar de preguntarnos y orar: Si ahora hay novillas rojas... ¿es nuestra la era que las necesitará?", dicen los rabinos expertos del Instituto del Templo.

¿Por qué es tan importante la Vaca Roja para el Tercer Templo, Israel y la purificación de los sacrificios?

Números 19 describe la razón por la cual la vaca roja es tan de vital importancia en el proceso de los sacrificios en el Santo Templo Judío.

Nuestro Dios le dijo a Moisés que los hijos de Israel que llevarán una vaca alazana (marrón o rojo oscuro), debía ser perfecta, ninguna falta y que no haya llevado puesto yugo. El sacerdote debía sacarla del campamento y degollarla en su presencia. Luego con su sangre y rociando sus dedos tocaría la parte delantera del tabernáculo de reunión con la sangre de ella siete veces. Finalmente haría quemar la vaca ante sus ojos; cuero, carne y hasta la sangre, junto con su estiércol, todo debería ser quemada. Luego el sacerdote se purificaría e ingresaría al campamento; quedando inmundo hasta la noche. Posteriormente debía quemar todos sus vestidos usados. Y otro sacerdote debía recoger las cenizas de la vaca y depositarlas fuera del campamento en un lugar limpio, entonces, debían guardar las cenizas la congregación de los hijos de Israel para el agua de purificación. Sin estas cenizas de la purificación, no podría ocurrir ningún otro proceso de sacrificios. De manera que sin las aguas purificadoras nadie podía dejar de ser inmundo y dejar de purificarse ante la presencia de Dios.

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